lunes, 26 de diciembre de 2011

Continuación 3...el hombre perro

-Perfidia-

Repetía constantemente aquel hombre, mientras él no comprendía el propósito del interlocutor, pensando si las estrellas que los rodeaban era señal de que todo estaba bien, aunque la noche era fría más para él que para la persona que lo transportaba, indiferente por la realidad. Pronto pensó que el cómplice de toda su fantasía que le habría propinado en su feroz noche era al mismo tiempo su potencial salvador; tal vez era exagerado para un asesino improvisado.

Asediado por la curiosidad y el extraño adorno que colgaba del retrovisor se dedicó a hablar de argumentos y comentarios sin sentido, pensando que de alguna manera el no quedarse callado lo sacarían de la incertidumbre que lo arropaban, incertidumbre que no lo ayudaban a acomodarse en el helado asiento en dónde aún se asomaban rastros de comida seca.

-Perfidia-

Se podía escuchar una y otra vez ese misterioso nombre, ignorándole por cada respiro, susurro o grito; llevándolo a la desesperación de quedarse dormido en el transcurso del viaje, aburriéndolo y masacrando cada pequeña posibilidad de volver a casa.

-Perfidia-

-Perfidia-

...

Levantándose aproximadamente a las 22 horas despertó solo en el transporte que lo acurrucó, encontrándose frente a una lluvia intensa y estancada en la penumbra, parecía un desierto aquel lugar en el que se reflejaba, solo bastó unos minutos para darse cuenta que estaba en casa. Olía el aroma del jardín y la extraña sensación de tener un resfriado; una enfermedad humana. Se distrajo, unos minutos; no había más transporte, el auto junto con el humano a bordo lo abandonaron de nuevo en su antigua morada. Su antigua vida.

-¿Perfidia? como puede ésta palabra... no lo entiendo-

Él conocía su significado, sabía lo que simbolizaba, sabía lo que significaba pero como explicar como llegó a su destino, pensando tal vez que fue inútil pensar en todos los planes de supervivencia que había tenido ideados unas horas antes de llegar a casa. ¿Engaño, fue un engaño todo?

Intentó relacionar los hechos con palabras, con anécdotas, con antiguos conocidos. Quién lo habría convertido en un animal.

-¿Y si fue un sueño?- decía en voz alta, mientras pensaba como entrar a su casa.

No pasó mucho tiempo antes de romper un vidrio y aventurarse a entrar por el segundo cuarto que miraba a la calle, una vez adentro y cómodo en su eterna soldad, fue momento de comenzar desde atrás, a pensar que su mirada no se torno gris de la noche a la mañana. Su objetivo y plan de vida había cambiado antes de que se lo hubiera imaginado. No solo tenía que pensar en justificar la ausencia en su trabajo, en seguir viviendo; como humano. Ahora tenía que saber como pasaron las cosas, cómo descubrirlo, cómo empezar a buscar, ¿Habría servido de algo la palabra perfidia?

Solitario en su habitación pensó y pensó mientras miraba indiferente la ventana rota. Escribió en un cuaderno las posibles pistas que lo llevarían a la verdad, una verdad que no serviría de nada, ahora solo se trataba de justificar, pensar que su actitud habría cambiado. Se miró en un espejo por horas, vio las marcas que había en su ropa aún intacta, las manchas que rodeaban la rodilla, los huesos que le resaltaban en las costillas y su casi invisible ropa que no descubrían mucho y que al mismo tiempo revelaban lo que habría ocurrido. Su olor también era fuerte junto con las marcas formadas alrededor de su cabeza. Marcas que lo hacían sonreír y temblar de pánico, cicatrices en forma de cruz parecidas a las que se hacen después de haber sido alcanzado por el fuego... no había duda se trataba de una maldición.

Gritó, lloró... pensó que eso no podría pasarle a él, no podía ser posible que las cosas hubieran salido tan mal. No era justo, pero ¿que entendería un animal como él de justicia?. Sin embargo, su delicada estupidez lo llevaron a seguir intrigado y buscar respuestas, tal vez esas respuestas lo sacarían de su trauma, las respuestas le quitarían la maldición, le harían saber si hay maldición, le harían saber si la maldición sería eterna... se creó una falsa moral, pensando que tal vez estaba haciendo todo bien. Las respuestas entonces le ayudarían a comprender que sucede y, tal vez, solo saber si lo que había obtenido realmente le perjudicaba.